10 sencillos pasos para convertirte en un auténtico storyteller

Según el calendario editorial, me toca escribir un post sobre «Fórmulas para practicar el storytelling». Para ayudarme, me facilitan el enlace de una publicación norteamericana que empieza diciendo If Don Draper tweeted.

No sigo leyendo.

Estoy particularmente aburrido de las cabezas no-pensantes de proyectos digitales que firman textos que empiezan con If Don Draper.

  • If Don Draper made poop with an iPad.
  • If Don Draper danced as an asshole in his Christmas dinner.

En serio. Ya basta.

En el caso de que Don no fuese un personaje ficcional propiedad de AMC, jamás leería ese tipo de artículos.

Y los que los escriben están en el meridiano opuesto al protagonista. Sólo hay que observar la cajita con su bio y foto de perfil: geeks. Geeks con vidas vacías repletas de aparatitos y tiempo libre para idear 21 maneras distintas de redactar un jodido tweet.

La única lección posible del aspirante a storyteller o cuentacuentos, como se le conocía antes de esta invasión yankee de conceptos preexistentes en nuestro léxico, es: TEN ALGO QUE CONTAR.

Si lo logras, podrás empezar a divertirte ideando comienzos, nudos y desenlaces; o yendo directamente al Leitmotiv; o cambiando los puntos de vista; o cerrando con un final Hemingwayano en el que no dejes claro exactamente qué ha pasado.

No incurras en el error, demasiado común en nuestros días, de pensar en forma antes que en fondo. De comprarte la mochila que mejor quede en tu perfil de Instagram antes de saber con qué llenarla. De grabar tu canción favorita en directo antes de corearla.

Nota del autor a mitad de la página: Llegado hasta aquí, he levantado la vista de la pantalla y recorrido, portátil en mano, los cinco pasos que me separan de la mesa del CEO de Socialmood.

conversacion

Cómo convertirte en un auténtico storyteller en diez sencillos pasos

  1. Vístete para matar.
  2. Sal de casa y deja atrás cualquier aparatito. Sólo se te permite llevar un reloj de agujas y, forzando, un cortaplumas.
  3. No te preguntes para qué sirve un cortaplumas. Su nombre lo indica.
  4. Sal de la zona de confort de tu barrio. Entrar en un bar concurrido.
  5. Encuentra hueco al fondo de la barra y pide un mosto. Necesitas tus sentidos alerta.
  6. Observa a los parroquianos con detalle.
  7. Paga el mosto, vuelve a la calle y encuentra la ferretería más cercana.
  8. Pregúntale al ferretero por los usos de cada herramienta que no conoces hasta que percibas que comienza a odiarte.
  9. Enseña al ferretero tu cortaplumas e invítale a tomar un mosto en el bar más cercano. Memoriza su respuesta.
  10. Vuelve a casa, enciende el aparatito que más cómodo te resulta para escribir y publica un post en Facebook y trees tweets relatando tu experiencia y conclusiones. No vale repetirlos.
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